Recordando a Easily A Possum, primer caballo Cuarto de Milla triplecoronado

Cada año se corre en el Hipódromo de las Américas el Clásico Easily A Possum y para conocer algo de lo que fue, ahora les compartimos algunas de las hazañas que lo posicionaron como uno de los mejores ejemplares de la década de los noventas, determinantes para establecer un clásico en su honor.
El imponente alazán traía sangre de los bien llamados “caballos de leyenda”, como Jet Deck, Easy Jet y Top Moon, entre otros, por lo que no fue casualidad que mostrara su clase hasta llegar a trascender. Fue hijo de Easily Smashed y la yegua Ladybug Moonpossum, por Lady Bug’s Moon. Nació en 1987 en Oklahoma y fue comprado originalmente por el ingeniero César Pedrero Anaya.

Realizó 42 salidas a la pista del hipódromo capitalino, pero seguramente accionó muchas más veces, pues su propietario Raúl Hernández Chávez, ya fallecido y ex presidente de la Asociación Mexicana Cuarto de Milla, era un apasionado de las carreras, tanto oficiales como las parejeras de los carriles.
Hernández Chávez sin duda fue todo un personaje del ambiente Cuarto de Milla y sus mejores años fueron entre 1986 y 1994, período en el que conquistó como propietario 26 clásicos con caballones como el propio Easily A Possum, Janas Six, Passem Glass, Perla Tarasca, Pure D Dash, First Down Platinum y Zevis Bum, entre otros.

El nieto de Easy Jet comenzó a correr en 1989, cuando las carreras Cuarto de Milla ya se habían asentado en el gusto del público asistente al Hipódromo de las Américas, en buena medida por las hazañas de caballones de la época como Woodside, único que ha conquistado tres veces el título de Caballo del Año (1985, 1986 y 1987), y Kisses To Yawl, el llamado “Caballo de Hierro” que para ese año 1989 ya casi iba de salida.
1990, su mejor temporada
Se vivía una época de franca competencia. Apenas comenzaba a despuntar la crianza mexicana de ligeros y la mayoría de los propietarios tenían puestos los ojos en los Estados Unidos para traerse lo mejorcito de acuerdo a sus bolsillos.
Desde su primer año en la pista, Easily A Possum se instaló en el cuadro de honor al ser nombrado Campeón Dosañero en 1989 por sus victorias en el Clásico Juvenil y Futurity Mexicano, y segundos lugares en los clásicos Libertad y Bardhal.
En 1990 se siguió de filo y prácticamente fue su año de mayores éxitos. En esa temporada hilvanó triunfos en los clásicos Asociación Mexicana Cuarto de Milla, Beduino y Derby Mexicano, que lo convirtieron en el primer caballo ganador de la Triple Corona Mexicana Cuarto de Milla.
Seguramente esta hazaña fue lo que más pesó para que un clásico llevara su nombre, instalándose en el calendario anual a partir de la temporada 2000, sustituyendo al Clásico Beduino.
Después de él, sólo tres caballos más han podido completar la tripleta hasta le fecha: Shake The Bank, de don Héctor Roldán Espinosa, en 1996; Drop Of Corona, de Cuadra Los Arrallanes, en 2009, y Nowurtalkin, de Andrade’s Racing, en 2011.
Además de las tres pruebas mencionadas, el entrenado por don Pedro Zavala también ganó el The Quarter Racing Journal Stakes, cruzó segundo en el Handicap Velocidad, y tercero en el Campeonato Nacional Día del Charro, Clásico Hipódromo de las Américas y Clásico de Campeones.

Todo este historial fue suficiente para ser nombrado en esa temporada 1990 Campeón Tresañero, Caballo Triplecoronado y Caballo del Año, mientras que la AQHA le agregó los títulos de Superior Race Horse, International Hi-Point Three Year Old Colt y Mexico Champion Racing Quarter Horse.
En 1991 despidió su participación en pruebas adicionadas con victoria en el Clásico Manzanero, segundo en el Clásico Zantanón y terceros lugares en el Handicap Pan López y Clásico Velocidad.
En total realizó 42 salidas y obtuvo ganancias por poco más de $124 mil dólares, buena parte de esta suma por sus 16 primeros lugares (7 en clásicos), 7 segundos (4 en clásicos) y 9 terceros (5 en clásicos). Su mejor Speed Index fue 105. Después de su vida como corredor Easily A Possum fue dedicado a semental, pero en esta actividad no tuvo nada para presumirle a los nietos, pues ninguno de sus pocos hijos destacaron.